El estímulo a la inversión en infraestructura es una pieza clave de la Ley Bases.
El régimen de incentivos que propone la nueva normativa podría traer aparejado un enorme movimiento económico alrededor de los nuevos proyectos.
Las carencias infraestructurales de la Argentina con impacto en su comercio exterior no dejan de sorprender por dos motivos principales: 1) la brutal caída de productividad que se evidencia en casi cualquier actividad logística; 2) las enormes oportunidades de inversión que de allí surgen. El primer punto se relaciona con un largo proceso de desinversión, mientras que el segundo punto pone de manifiesto un nivel de demanda que supera holgádamente a la oferta y que podría gatillar fuertes dotaciones de inversión de aprobarse el capitulo RIGI en la ley bases.
El Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones no sólo considera los recursos naturales y las MOI que pudieran desarrollarse con vistas a la exportación, sino también toda la logística asociada a dichas inversiones, sin las cuales el sistema RIGI bien podría caer en un cono de sombra. Tanto que la planta de licuefacción de Petronas / YPF a instalarse en Punta Colorada, Río Negro requiere de ductos, tanques de almacenamiento, puertos de abastecimiento, transportes especiales, grúas etc.
La consolidación de Vaca Muerta requiere del FFCC Norpatagónico y sistemas de última milla mejorada, además de mejores sistemas de recepción y transferencia portuaria y de los consabidos ductos. La minería del cobre requiere de caminos, bitrenes, conectividad ágil vía puertos de Chile, líneas ferroviarias, pasos fronterizos equipados y aduanas ágiles. El litio requiere una modernización infraestructural en toda la Puna que permita ganar productividad y competitividad desde el uso racional del FFCC para los reactivos hasta el uso del transporte carretero y sistemas de transferencia para el producto terminado.
Una mejor y mayor conectividad aérea y desarrollo de terminales de carga también puede gatillar no pocas industrias del interior profundo. La industria forestal y las economías regionales del NEA requieren de la Hidrovía Paraná-Paraguay (HPP) aggiornada en sus calados y balizamiento, y también modernizada en la capacidad de operativa de sus terminales fluviales.
Las futuras operaciones offshore del proyecto Argerich de Equinor de Noruega e YPF exigirá un apoyo logístico-operativo intenso en Mar del Plata como lo tuvo la industria offshore en el Estado de Río de Janeiro a partir del puerto de Macaé con una estructura apta para la operación de buques tipo OSV y helipuertos para servicios offshore.
El hidrógeno de FMG en la Patagonia requerirá de todo tipo de medios logísticos para llevar su programa de desarrollo con fuerte sesgo de mejora en lo relativo a su economía de carbono. La HPP podría, por caso, operar remolcadores de empuje construidos en astilleros argentinos y propulsados por GNL proveniente de Vaca Muerta, al igual que una flota de dragas de diseño y construcción nacional que operen en la profundización troncal de la HPP tanto como en las secciones up-river.
Consecuentemente, ¿se podría pensar en una cosecha gruesa de 200, 300 o 400 millones de toneladas? Sí y solo sí, se invierta en infraestructura. Es aquí donde justamente entra a tallar fuerte el RIGI y el ordenamiento de la macroeconomía. A modo de ejemplo podemos citar las 4.143 millas náuticas que separan el puerto de Itaqui, MA en Brasil con Rotterdam vis-a-vis las 7.973 mn de BUE up-river hasta dicho puerto, es decir +91%. Mientras Itaqui continúa su proceso de expansión contemplado en su Master Plan Portuario inmerso en la Nueva Frontera Agrícola del Brasil a los efectos de ganar más y más productividad en su perfil sojero-exportador, nosotros seguimos debatiendo la redondez de la tierra y nos quedamos eternizados en 34´de calado en el tramo troncal de la HPP, desaprovechando oportunidades de modernización, productividad y competitividad. La única estrategia válida y real de sacar a nuestro país de esta caída libre en la que nos encontramos, es fortaleciendo el sector externo de la economía. Para ello, el RIGI es una pieza clave.
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/